Beginnings are such delicate times

Alejo Ortega
1 min readApr 30, 2024

El segundo sol terminaba de ocultarse en el horizonte y la noche empujaba para tomar su lugar en el firmamento. Se apoyó en la valla mirando el atardecer; la cabeza gacha, con el sudor de lo trabajado en el día corriendo por su frente. Se limpió con el antebrazo y trató de mirar hacia el oeste. Vió la misma granja que hoy es su hogar, con la madera un poco más roída, manchas de humedad más notorias. En la misma valla, un muchacho casi con el mismo porte, se dejaba caer, derrotado por el campo que terminó de cosechar. Una joven se sentó al lado y su hijo posó la cabeza en los hombros de ésta.

El hombre sonrió y ahora miraba hacia el este. Su padre terminaba de arar el campo junto a su madre. Hace poco se mudaron a la granja y están terminando de acomodarse a la rutina. El trabajo era muy duro, pero traería su recompensa si se lo hacía con constancia y tranquilidad. Se sentó en el pórtico de la casa y mientras hablaba con su pareja trazó una línea imaginaria que cortaba a quien los observaba. Al día siguiente construiría una valla para poder reposar y mirar el atardecer.

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Alejo Ortega

A veces cuentos, a veces opiniones. I'm quite illiterate, but I read a lot.