Spider-Man y Jonathan Hickman vs el Zeitgeist neoliberal

Alejo Ortega
9 min readJun 13, 2024

Durante los ’90, la editorial Marvel llegó a la bancarrota. La burbuja especulativa generada durante la década había explotado y salpicó para todos lados. En medio de todo ese quilombo, Bill Jemas, un abogado que poco y nada tenía que ver con la historieta pero por esas casualidades de la vida se encontró siendo vicepresidente ejecutivo de Marvel, dice que “los pibes no leen porque las historias son imposibles de entender” y habla con Joe Quesada, quien en ese momento era editor en jefe, para que rebooteen a los personajes de la editorial a sus “premisas originales”. Así, llegando a los 2000, Quesada le da a Brian Bendis “Spider-Man” y le dice “maestro, tomá, contame el origen de nuevo, divertite”. Y en 2002, Mark Millar larga “The Ultimates”.

Cover de “The Ultimates” vol. 1 issue 1” 2002

La historieta, como toda expresión artística, se crea en un tiempo determinado por artistas que son interpelados por los mismos. Hay que entender esta miniserie en su contexto. El primer número sale en Enero de 2002, apenas tres meses después del atentado del 11 de septiembre, evento que configuraría la política exterior de los EE.UU. durante la primera década del siglo XXI. Por eso el cómic retrata a los personajes de la forma en que lo hace: El Capitán América es el estereotipo de redneck sureño “America Fuck Yeah!”; Iron Man es un empresario mujeriego, alcóholico sin ninguna cualidad redimible; Thor, un lunático ambientalista; Bruce Banner un científico alfeñique impotente y cornudo; y Giant-Man y The Wasp… por favor, no me hagan hablar de esos dos. Sólo entendiendo ese contexto, se puede entender la serie. Es Mark Millar escupiendo en la cara de los propios estadounidenses y la imagen de lo que ellos realmente son para el resto del mundo. Por eso mismo los Ultimates — el nombre que en este universo van a tener los Avengers — son la fuerza de choque del Estado yanqui.

Los otros días escuché una entrevista que le hacen a la politóloga/streamer/creadora de contenido Leyla Bechara, en la que ella decía, palabras más palabras menos, que “nos robaron el futuro”, refiriéndose a la inoperancia de nuestra dirigencia política — en Argentina — de generar las condiciones para nosotros podamos proyectar algo más allá de los próximos tres meses. Pareciera que hay una sensación de inmediatez que, además de estar alimentada por los avances de las nuevas tecnologías y el estadio en el que se encuentra el capitalismo del siglo XXI y particularmente el capitalismo argentino, infectó a quienes se supone en una democracia liberal burguesa son los cuadros profesionales para conducir el Estado. ¿Qué tiene que ver esto con “The Ultimates” y “Spider-Man”? Allá vamos.

La línea Ultimate rapidamente empieza a tener los mismos problemas que el universo principal— es decir, series largas, donde cambian los equipos de autores y la mitología alrededor de estas empieza a dejar afuera a nuevos lectores — y en el año 2015, Jonathan Hickman se encarga de eliminarlo junto con el Marvel original en el evento “Secret Wars”. Por ocho años no se volvió a hablar, hasta que a mitad del año pasado, nuevamente Hickman escribe Ultimate Invasion, una miniserie de cuatro números dibujados por Bryan Hitch donde The Maker — un Reed Richards malvado del universo Ultimate — escapa de su cautiverio y arma una máquina que le permite viajar a otro universo en donde, cargado con los conocimientos del origen de todos los superhéroes de Marvel, va a reescribir la historia de esa tierra y moldearla a su antojo. Para que te des una idea, el número 1 termina con The Maker termina matando la araña que estaba por picar a un desprevenido Peter Parker de apenas quince años.

“Ultimate Invasion” Issue 1#

A esto le sigue un one-shot llamado “Ultimate Universe” también escrito por Hickman, pero esta vez con Stefano Caselli en los lápices. Acá ya podemos ver el resultado del trabajo del Maker. El mundo queda separado en 8 regiones, cada una controlada por un grupo de jerarcas — por ejemplo, la región de América del Norte queda a manos del Anthony Stark padre, América del Sur a manos de Roberto Da Costa, etc. — , todos al mando del Reed Richards malvado. También, al mejor estilo Hickman, podemos leer mediante diferentes fichas informativas que nos va tirando el autor durante la miniserie y el unitario, qué personajes están vivos, cuáles no y cuáles tal vez cumplan otro rol en la historia. Básicamente, cómo se dividieron el mundo.

El protagonista de este unitario y quien se va a encargar de poner las cosas en orden, de corregir la historia del mundo va a ser Tony Stark, que luego de la muerte de su padre durante Ultimate Invasion, se roba los catalizadores de eventos que guardó el Maker para poder reescribir la biografía del plantea y cuenta con apenas 18 meses para arreglarlo todo. Por supuesto que todo esto es una excusa editorial para largar una nueva línea Ultimate con otros personajes sin estar anclados a ninguna continuidad y capturar nuevos lectores.

Como regalo anticipado de cumpleaños para mi, el 10 de enero del año corriente, sale a la venta Ultimate Spider-man #1 con Hickman escribiendo y Marco Checchetto dibujando como si se le fuera la vida en ello. El escenario es el siguiente: Peter Parker, fotógrafo del Daily Bugle, tiene 35 años, está casado con el amor de su vida Mary Jane Watson y tiene dos hijos preciosos, Richard y May Parker — nombrados en honor a su padre y su tía — . También, nos enteramos que su tío Ben no sólo está vivo, sino que es editor del diario junto con el legendario J.J. Jameson. Todo parece estar bien en la vida de Peter, excepto que no lo está. En una conversación con Ben, el protagonista acusa un malestar consigo mismo, algo que el creía que estaba mal sobre sí y ahora pudo enterarse que siempre tuvo la razón, pero le da miedo enfrentarse a esa verdad. El tío le dice que si se siente anestesiado por la monotonía de su propia vida, lo que debe hacer es despertarse.

Ultimate Spider-Man #1 (2024)

Después, a la noche, luego de haber acostado a sus dos hijos, conversa con Mary Jane, diciéndole que necesita un cambio. Su esposa le dice que lo conoce, que hace años lo ve caminando como si tuviera una nube, una pesadumbre encima suyo, que sabe que a pesar de ponerse una máscara y pretender como que todo está bien, ella puede ver a través de ésta y sabe que él no está satisfecho con su vida. Le pregunta si sabe lo que tiene que hacer y Peter responde que sí. Le pregunta si algo va a cambiar entre ellos y Peter le dice “Nunca”. Lo besa en la frente y le dice que entonces ya está todo decidido. Al final del número nos enteramos que Peter recibió uno de estos catalizadores, en el que tenía un mensaje pre-grabado por Tony Stark. En este, el holograma le cuenta la verdad, que la vida que debería haber tenido le fue arrebatada de sus manos por las decisiones de otros; que su futuro le robado; que su destino le fue robado. Le da la araña y le pregunta si quiere recuperarlo. Peter, como si hubiera esperado por ese momento durante toda su vida, como si aquel arácnido fuera la respuesta al interrogante de “¿Y qué si…?”.

Ultimate Spider-Man #1 (2024)

El 24 de marzo de 1976 en la República Argentina, el gobierno de Isabelita de Perón es derrocado por la Junta Militar. En una situación de altísima inestabilidad política y económica, y también huelga decirlo, un proceso de deterioro de la institucionalidad producto no solo de la muerte de Perón en el ’73, sino las consecuencias del Rodrigazo en 1975, los militares se hacen con el Estado y ponen en el Ministerio de Economía a José Alfredo Martínez de Hoz, quien se queda cinco años, desde 1976 a 1981. Lo cierto es que su gestión es, desde un punto vista macro-económico, un desastre. La deuda externa paso de 9700 millones de dólares en 1976, a más de 35 mil millones en 1981; la participación de los trabajadores en el PBI pasó del 43% a principios de la década del ’70 al 31% en 1981; se desaceleró el ritmo de desarrollo mientras que el PBI caía en términos absolutos; cayeron los salarios reales mientras que la inflación seguía en altos niveles lo que provocaba una constante distorsión en los precios relativos, imposibilitando así la correcta asignación de recursos.

Ahora bien, ¿y si parar la inflación no era el objetivo de Martínez de Hoz? ¿Si aumentar la producción no estaba en agenda? Jorge Schvarzer dice que no hay que medir la gestión del otrora secretario salteño de Agricultura y Ganadería por el manejo de la macro, sino por el éxito de éste al crear un nuevo mercado financiero, y al mismo tiempo, subyugar la capacidad de acción del Estado frente a este nuevo agente dominante de la economía Argentina (Schvarzer J., 1983, La Política Económica de Martínez de Hoz). Si lo medimos con esa vara, podemos decir sin duda alguna, que cumplió su cometido y su éxito fue arrollador. A su vez, lo que hizo fue configurar un patrón de consumo por parte de las clases medias argentino, gracias a un dólar relativamente barato y el mismo temor de no saber hasta cuándo esto iba a durar, en la que lo importado, el consumo de importados, era estatus, sin importar el daño que eso implicaba para el propio país. La sociedad de consumidores daba sus primeros pasos; el neoliberalismo se instalaba en 1976 para no irse jamás.

Aún después de la recuperación democrática, el daño ya estaba hecho. La ideología de la oligarquía argentina ya hubo permeado en las capas medias de la sociedad y el daño todavía no puede ser remediado. En sus versiones más exacerbadas, como la Pizza con Champan menemista, la faceta progresista de La Década Ganada, o Los Brotes Verdes macristas, pasando por el patetismo radical de Alberto Fernández, la política argentina — y sus conductores — no pudieron romper con la hegemonía neoliberal, poniendo nuevamente en el centro al trabajo como eje rector de la identidad de los sujetos. Por eso, no hay tiempo. Por eso se nos hace imposible proyectar más allá de los siguientes tres meses y sentimos que no hay futuro. Ya no podemos vernos como sujetos en sociedad, sino como individuos que consumen, y al buscar en los cuadros profesionales herramientas para poder enderezar el barco, vemos que no saben a quién hablarle, porque en frente tienen una masa heterogénea de trends, swifties, temas de los redondos, repartidores anti-estado y pibes de 17 años que ganan 50k dólares al mes. Y como se trata de ganar elecciones, los vemos haciendo pantomimas para tratar de apelar a un electorado al que no les interesa lo que ellos tienen para decir porque saben que no van a brindarle soluciones.

Grant Morrison en Supergods dice que “vivimos en las historias que nos contamos entre nosotros” (Morrison, 2011). Es por eso que en los 2000, los Ultimates eran una parodia del rol de fuerza de seguridad mundial que pretendían cumplir los yanquis. La historia que nos contaron hasta ahora, es la de Margaret Thatcher, la de que “no hay algo así como una sociedad, sino individuos”, la de que no hay alternativa. Creo que es momento que momento de empezar a crear una nueva historia. Al igual que Peter Parker, nos encontramos con que nos robaron el futuro. Que las cosas no son como deberían haber sido. Yo no tengo la respuesta a esto, ni voy a romantizar el “luchar, vencer, caerse, levantarse, luchar, vencer, caerse, levantarse”.

Pero Peter Parker elige tomar aquello que le fue arrebatado y elige que la araña lo pique. Debemos construir un nuevo relato, sí, pero también debemos hacer ese relato tomando lo que nos robaron. Tenemos que dejar que nos pique la araña y ponernos el traje.

Ultimate Spider-Man #1 (2024)

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Alejo Ortega

A veces cuentos, a veces opiniones. I'm quite illiterate, but I read a lot.